Los perros de Motril alzan la pata

Que el perro es el mejor amigo del hombre es una frase tan tópica como gastada. Pero lo que buscan en el albergue municipal de animales de Motril (Granada) es, justamente, todo lo contrario: que las personas se hagan amigas de estas criaturas. Ubicada en la rambla de Puntalón, yendo hacia Las Ventillas, una modesta nave acoge, desde hace unos ocho años, tanto a perros como gatos de la localidad que buscan una nueva oportunidad en la vida.

En su interior, aparte de varias instalaciones sanitarias y de gestión del centro, se observan varios cuadros pintados por alumnos de la escuela de arte con el rostro de algunos de los canes que esperan nuevo dueño. «Cuando alguien acoge a una mascota le damos el cuadro con su imagen», afirma Alejandra Alarcón, gerente de la empresa que está al cargo de este espacio desde marzo.

En sus entrañas, en unos 60 cheniles conviven unos 50 perros y algunos gatos que no dudan en llamar la atención todo lo posible en busca de cariño humano. Para tal fin se preparan visitas. «La gente viene a partir de las once de la mañana, normalmente unos cuatro grupos diarios. Antes, de nueve a once, se limpia la instalación para que y se acompaña a los usuarios para que puedan ver los tipos de animales», detalla Alarcón, quien revela que el perfil de personas que reciben es variado, tanto familias como jóvenes. «Les hacemos unas preguntas sobre dónde trabajan, para qué lo quieren… tratamos de orientarles y aconsejarles en función de cada uno», agrega. La edad mínima, eso sí, es de 18 años.

Hay otra serie de cuestiones que hay que saber antes de adoptar una mascota. Una de ellas es que se paga un mínimo de 63 euros por cada animal «ya que se incluye el chip, las vacunas y la desparasitación, aunque aparte iría la esterilización», recalca la gerente, que añade que, si son perros peligrosos, «se llevan las licencias y los certificados correspondientes». De ahí que tal cobertura suponga un gasto mínimo para aquel dispuesto a incluir a un animal en su rutina diaria.

De su cuidado se encargan tanto los cuidadores del albergue como Paulino Rodríguez y un equipo de dos veterinarios que se desplaza dos veces por semana desde el centro de acogida de Otura -que cubre a Granada Motril para examinar a las mascotas.

«El protocolo cuando entran animales es realizarles un control sanitario y les ponemos en cuarentena para que no haya enfermedades contagiosas; una vez superada, se introducen con el resto de animales», explica uno de los veterinarios, José Carlos Cuerva, que asevera que los cachorros «tienen controles más exhaustivos, aparte se les identifica, se les vacuna de la rabia y se les abre pasaporte».

La garantía que ofrece el centro para el cuidado de los animales, inciden, es total. «Queremos que estén bien; aquí las instalaciones son para primera atención por si tienen una herida, pero en caso de que necesiten esterilizarlos o castrarlos los llevan a Granada», manifiesta Alejandra, que desvela que se intenta que los perros salgan, al menos, una vez al día para desfogarse.

Con respecto a la esterilización, la jefa de servicio de Salud y Consumo del Ayuntamiento, Teresa Vallejo, apunta que es «lo único que sirve» para evitar que cada vez hayan más perros que acaben abandonados. «Hemos tenido casos de gente que llega con una caja de cachorros, los deja en la puerta y sale corriendo», expresa. Otras veces, relata, han llegado a lanzarlos por encima de la valla. Estos hechos suelen ir vinculados, subraya, a gente de otros municipios, quienes deciden de forma cruel librarse del animal. «En el centro no podemos admitir perros o gatos de otros sitios, por lo que les pedimos el censo de la mascota en el municipio, que es obligatorio y gratuito», asevera.

Revertir la tendencia

El principal reto que se proponen tanto los trabajadores del albergue municipal de mascotas como los voluntarios de asociaciones es revertir la tendencia de abandono de animales. Según unos datos facilitados por Athisa, en el último trimestre se abandonaron en el centro 200 perros por diversas causas, al igual que 26 gatos. En ese tiempo, de agosto a octubre, sólo 86 canes consiguieron encontrar un nuevo dueño, mientras que la práctica totalidad de los gatos lo consiguió (23). «En otras provincias como Madrid cuando dejas un animal tienes que pagar una multa, pero aquí la ley andaluza indica que es gratis», ahondaAlarcón, empeñada en cambiar eso.

Dentro de esas adopciones, las asociaciones juegan un papel muy importante al ser quienes acogen a un mayor número de animales el último trimestre (48). «A ellos no les cobramos porque hacen una gran labor, sobre todo con los gatos, que son los grandes olvidados», confiesa la gerente. Rafaela y Francisca Mateo, de la Asociación Jarela, le dan la razón. «Tenemos que hacer lo posible para que encuentren un hogar», puntualizan.

Elena Linares, encargada de las redes sociales del albergue, recoge que sí que reciben peticiones con frecuencia sobre los animales. «Hago fotos con sus nombres cuando llegan y los pongo en la categoría de perdidos, y si no los reclaman tras diez días, los ponemos en adopción y cambiamos la imagen», esgrime.

Pero si algo tienen todos claro es que merece la pena apostar por ellos. «Son animales muy agradecidos y muy agradables y nos hacen felices», argumentaAlarcón. Así lo entienden los propios perros, quienes durante la sesión fotográfica no emitieron un ladrido. Todo caricias de quien busca una segunda oportunidad y, de paso, cambiar la vida de alguna persona.