Más de 100 caballos, yeguas, mulos, burros y hasta ponis se podían ver ayer en la Era del Marqués, en Salar (Granada), donde se celebraba, como cada 16 de octubre desde 1836, la Real Feria del Ganado. Aunque la feria ha evolucionado con el paso del tiempo, «lo que no ha cambiado es la fecha, que permanece invariable, y la continuidad, ya que se ha celebrado ininterrumpidamente desde entonces», destacó el alcalde, Armando Moya.
Aunque esta cita de ‘tratantes’ de ganado ha ido transformándose, la feria mantiene muchas de las cosas de hace 179 años. Un sector poco abierto a las mujeres y procedimientos comerciales tradicionales siguen teniendo presencia en esta feria, «ahora más abierta al sector agroalimentario», como indicó el alcalde de Salar. De hecho, este año se han reunido en torno al cercado de los animales más de medio centenar de puestos comerciales, que ya también ofrecen productos gastronómicos del Poniente Granadino, como la gama de cerdo ibérico de Brácana, los quesos de Alhama o los vinos de la tierra. Además, ofrecían sus mejores productos y sonrisas colectivos como la Asociación Española contra el Cáncer, los mayores del centro Alfaguara o Amusal, la Asociación de Mujeres de Salar.
En los puestos ligados a la ganadería equina, el evento reunió tenderetes con jáquimas, mosqueras, varas, pechos y cencerras, todos hechos a mano, así como puestos de manualidades con formas casi impensables elaboradas con trenzado. Bajo un sol de justicia más propio del verano que de la estación actual, la Real Feria de Salar disfrutó de un ambiente extraordinario, propio de la festividad local, y concitó a decenas de pequeños ganaderos, que exhibieron a sus mejores ejemplares en busca de un buen comprador.
Tras la jornada inaugural, continuó con otras actividades como un gran torneo de juegos para mayores, un encuentro de charangas y la tradicional verbena nocturna en la caseta municipal. Entre las novedades de las fiestas, un curioso desfile de ocas
